sábado, 29 de agosto de 2009

¿Los libros son siempre demasiado caros?

Un libro ilustrado cuesta necesariamente más que una novela para adultos. El color significa gastos de fotograbado; la impresión necesita cuatro pasadas de tinta en lugar de una, si se imprime en blanco y negro; el papel debe ser de buena calidad para obtener una reproducción satisfactoria de las ilustraciones. También es necesario que el libro para un niño sea resistente, cuidadosamente encuadernado y cosido. Y las tapas duras exigen una realización especial. Además, si se desean buenos autores e ilustradores, textos traducidos por profesionales, consideremos que es necesario remunerarlos a la altura de su talento. Un libro de calidad difícilmente puede bajar de cierto precio.

Si queremos reducir el gasto, tenemos el libro de bolsillo, que pone la lectura al alcance de todos y por un módico precio. Nuestros hijos, pues, pueden leer a bajo precio. Y poco importa que el libro haya costado caro o no, con tal de que la historia sea hermosa…

Sin embargo, entre un libro de bolsillo y uno de gran formato, la calidad de lectura no es comparable. Vale más un solo libro de calidad que varios cuyos colores estén borrosos y el formato artificialmente reducido. Por supuesto, el libro que es siempre demasiado caro es el que duerme olvidado en una estantería. Pero ¿y el que es saboreado, leído y releído? ¿El que los niños llevan a la guardería, enseñan a la maestra y duerme con ellos al lado de sus muñecos? Realmente, ese libro no tiene precio.

BAOBAB

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Baobab, aprender jugando

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